Cuando nos encontramos en la jurisdicción penal un procedimiento contra uno o varios individuos que se sustenta en testigos que no han visto nada por sí mismo y que lo que aportan es lo que el testigo directo les ha manifestado, ¿qué valor probatorio tiene ese testigo denominado de referencia?

La jurisprudencia de la Sala del Tribunal Supremo ha tenido ocasión de pronunciarse sobre este tipo de testimonios en numerosas ocasiones y como señala la  STS 597/2017, de 24 de julio (RJ 2017, 3989) ,

«[…] esta Sala de Casación tiene establecido que los testigos de referencia no pueden aportar sobre el hecho sucedido mayor demostración que la que se obtendría del propio testimonio referenciado, porque lo que conocen sólo son las afirmaciones oídas de éste. La certeza de que se hicieron ciertas afirmaciones por el testigo directo es lo único que puede resultar de la veracidad de lo declarado por aquéllos, y, en consecuencia, subsiste la necesidad de ponderar y valorar el testimonio directo para determinar el hecho que se pretende averiguar. Los testimonios de referencia, aún admitidos en el art. 710 de la LECrim, tienen así una limitada eficacia demostrativa respecto al hecho delictivo, pues pasar directamente de lo declarado verazmente por el testigo de oídas a tener por probado sin más lo afirmado por aquel a quien se oyó equivaldría a privilegiar una narración extraprocesal sustraída a la inmediación y a la contradicción. Por ello el valor del testimonio de referencia es el de prueba complementaria para reforzar lo acreditado por otros elementos probatorios, o bien el de una prueba subsidiaria, para ser considerada solamente cuando es imposible acudir al testigo directo, porque se desconozca su identidad, haya fallecido o por cualquier otra circunstancia que haga imposible su declaración testifical. Y aún en este caso resulta evidente la debilidad demostrativa del testigo de referencia para sustentar por sí solo un pronunciamiento de condena, por la misma naturaleza de la fuente de su conocimiento, que es indirecta o mediata respecto al hecho delictivo, y siempre condicionada en cuanto su credibilidad depende de la que mereciera el testigo directo, en situación no obstante de imposibilidad de ser interrogado y oído a presencia del Tribunal ( SSTS 31/2009, de 27-1  ; 129/2009, de 10-2 (RJ 2009, 446) ;681/2010, de 15-7  ; 757/2015, de 30-11  ; 586/2016, de 4-7  ; y 415/2017, de 8-6 (RJ 2017, 2909) )[…]».

Por tanto, siempre habrá que estar al caso concreto, pero si contamos con un testigo directo y además con uno de referencia, este segundo testimonio, por si sólo, no sería suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia, pero como complemento o refuerzo del testimonio directo sí puede tener relevancia probatoria, como elemento corroborador, en su caso.

Abrir chat
1
Hola,
¿En qué podemos ayudarte?